Rejuvenecimiento vaginal láser

Los embarazos, los partos, traumatismos de partos instrumentados, el envejecimiento fisiológico y problemas genéticos, pueden llevar al debilitamiento y al ensanchamiento del calibre vaginal.
Además, la pérdida de firmeza y tonicidad del suelo pélvico, también puede producir un prolapso genital (caída y desplazamiento de la vejiga, útero o recto) que puede ir acompañado en ocasiones de incontinencia urinaria. El conjunto, puede conducir a unas relaciones sexuales menos satisfactorias y placenteras por ambas partes.

 

Para corregir estos problemas se realiza una reducción uniforme de la vagina y se refuerza la pared posterior de la misma, lo que mejora la continencia del periné y se solucionan los trastornos asociados a esa dilatación excesiva, aumentando  la fricción durante las relaciones sexuales y mejorando el bienestar y autoestima en la paciente que tenía el problema.
 
Esta intervención, puede asociarse simultáneamente con otras operaciones de finalidad estética, como las correcciones de episotomías producidas en los partos. La operación puede durar de una a dos horas y, dependiendo del grado de ensanchamiento de la vagina, se realizará bajo anestesia general o sedación. El postoperatorio se hace en casa y requerirá la administración de analgésicos suaves y reposo relativo. Se pueden reanudar las relaciones sexuales en 4 ó 6 semanas.
 
Perineoplastia
Cuando debido a las situaciones previamente citadas, el orificio vaginal queda muy amplio, se le denomina insuficiencia perineal. En este caso, existe una debilidad de la piel y los músculos que hay entre la vagina y el ano, que puede ser motivo de falta de sensación durante las relaciones sexuales.
 
Mediante la perineoplastia se consigue mayor firmeza y estrechez en el orificio vaginal, mejorando la calidad de las relaciones sexuales.
 
La diferencia entre una perineoplastia y una vaginoplastia, es que la primera únicamente estrecha la entrada de la vagina, mientras que en la vaginoplastia  se reduce todo el canal vaginal.
 
El procedimiento se realiza con anestesia general o sedación. El tiempo de recuperación es de hasta 6 semanas. Durante este tiempo se desaconsejan las relaciones sexuales, esfuerzo excesivos, el estreñimiento y el uso de tampones.